Los rusos mojados en Guatemala.
El suplicio de un papel los ha convertido en fugitivos
Basado en una historia real
Hace algún tiempo me impactó un vídeo donde aparecían dos policías gringos pateando en la cara a un indocumentado –mojado– mexicano, sin misericordia, con odio, porque había rebasado el límite fronterizo sin Green Card. ¡Me indignó! Pero hoy quiero contarles una historia de la cual fui testigo en Guatemala y que es más cruel, inhumana e indignante que el video de los gringos. Es la triste historia de los rusos mojados en territorio guatemalteco, la familia Bitkov.
Resulta que un día 15 de enero 2015, los Bitkov, familia rusa conformada por los empresarios Irina e Igor Bitkov y sus hijos Anastasia y Vladimir, dormían tranquilamente en su residencia en Carretera a El Salvador. Todo cambió ese día a las 6:00 am en punto, cuando escucharon un tremendo ruido que los despertó a todos, despertaron asustadísimos.
Eran más de 70 policías que rodeaban su casa y que gritaban: ¡abran la puerta! Inmediatamente empezó a llorar el niñito Vladimir, quien una semana antes había cumplido 3 añitos teniendo su fiesta de cumpleaños en Party Farm. Vladimir y su familia estaban impactados, no sabían si realmente ya habían despertado y era una pesadilla. Resultó que no, ya estaban despiertos y aquí empezó el tormento, la angustia y aflicción.
Inmediatamente fueron llevados a una habitación, rodeados por policías, quienes empezaron a darle vuelta a todo lo que encontraban, buscando algo en forma desesperada. Era un operativo tan grande que rápidamente los vecinos del Condominio Casa & Campo se alarmaron, quizá pensaron que el Chapo Guzmán estaba viviendo entre ellos.
A duras penas y luego de rogarle a los policías que les permitieran una llamada, logran, a eso de las 8:00 am, marcar mi número telefónico. Me
contactan, a Irina le temblaba la voz, me dijo: “Ven, hay muchos policías en mi casa, no entiendo que pasa”. Estaba yo en zona 10, no entiendo la situación, solo se que hay una especie de allanamiento en casa de los Bitkov y subo inmediatamente. Llegué alrededor de las 9:00 am. Cuando me asomo a unos 50 metros de la vivienda de los Bitkovs veo camionetas Suburban blindadas, un enorme operativo, al estilo del SWAT de USA. Cuando llego a la puerta se me quedan viendo los delegados del Ministerio Público y Policías, como si yo fuera el socio de un gran narcotraficante. Pero como yo no le debo nada a nadie, me acerqué con autoridad, me identifiqué como Abogado y les pedí ver la orden judicial. Me muestran una orden de allanamiento por el delito de “uso de documentos falsificados” y otros dos delitos derivados del supuesto uso ilegal de los DPI de los Bitkov. La familia estaba atemorizada, me vieron con ojos de esperanza, pero llenos de miedo y angustia. Los Bitkov me contaron rápidamente su historia, que se habían cambiado el nombre porque eran perseguidos políticos, pero que todo lo habían hecho legalmente, a través de Abogados de una firma internacional.
El allanamiento empezó a las 6:00 am del 15 de enero, y terminó a la 1:30 am del 16 de enero. A esa hora, el niñito Vladimir estaba dormido, luego de haber llorado todo el día por el impacto de tanto policía y ver a su familia atemorizada. Los policías y MP piden a la niñera despertar a Vladimir. El niño despierta llorando y mira a sus padres y a su hermana con grilletes, arrestados, tomados por los Policías, se impacta y llora aún más. Los encargados del gran operativo hablan entre sí y disponen enviar al niño, a las 2:00 am, a un Juzgado de Turno de la zona 1, para que decida “qué se hace con el niño” ya que su familia iría a prisión por uso de documentos falsificados (dpi), por indocumentados, es decir, POR ESTAR MOJADOS EN GUATEMALA. Vladimir se volvió a cansar, luego de llorar, y al abrir los ojos aparece frente a una Jueza, quien gracias a Dios decide dármelo en guarda y custodia provisional junto con su niñera. Un mes después, otra jueza, ilegalmente, decide enviar a Vladimir a un Orfanato, donde pasa 42 días, con las visitas prohibidas, nadie podía verlo ni saber si estaba bien. Imaginen al niño, solo, sin conocer a nadie, angustiado, confundido, sin que nadie entendiera su idioma ruso o su poco inglés, preguntándose: “y mi mamá”, “y mi familia”. Imaginen a su familia, presa, sin saber de su hijo.
Mientras tanto, el 16 de enero 2015, Irina e Igor Bitkov, junto con su hija Anastasia, fueron metidos en una jaula (carceleta). Como son rusos, migrantes en Guatemala, no tienen familia. ¿Quien les llevaría agua y comida? Gracias a Dios una vecina de ellos los visita y al fin, tienen agua y comida. Los Bitkov pasan 5 días en la jaula. Luego son enviados a prisión, Irina y su hija pasan 1 año exacto con prisión preventiva, logran salir hasta el 15 de enero 2016, mientras tanto, IGOR aún sigue preso por estar MOJADO EN GUATEMALA.
Esa ha sido la tragedia bien resumida de la tortura que han recibido los Bitkov. Sí, todo por la gran investigación de un supuesto uso de “documentos falsos” (DPI) que fueron extendidos por Renap. Y para terminar la historia, quienes acusan a los Bitkov son los Abogados de RENAP, junto con sus enemigos rusos (un Banco de Vladimir Putin, que amerita otra historia). El MP no ha iniciado investigación en contra de la firma de Abogados que cobró y tramitó sus DPI, únicamente dirige toda su fuerza en contra de las víctimas, la familia Bitkov, quienes por el suplicio de un documento de identificación en Guatemala, y como dice la canción de Arjona, “se han convertido en fugitivos y no son de aquí porque sus nombres no aparecen en los archivos”.
Rolando Alvarado
Tutor del niño Vladimir
Testigo de la tragedia